“Tengo esa etapa extraña en que deseo tener a una mina a la cual tocar, meterle cosas y que lama mis zapatos. Es que por primera vez observo esos senos femeninos como algo más que un bulto de carne. Imagino que si los aprieto, ella gritará, si le pellizco los pezones querrá escapar. La miro y la miro... Pienso que si tuviera pene me pescaría más.”

fue una cosa ridícula

El metro hizo un arranque en falso y sonó una alarma como campanilla de colegio. Siguió por varios segundos -y cada uno pensé que el metro iba a explotar-, una chica vio mi cara de miedo y la imitó automáticamente. Mi asociación fue una cosa ridícula, y comprobé que el pensamiento de grupo no tiene nada que ver con la lógica o sentido común.

debo ser algo como Kuroko de los basquetbolistas gays

A veces creo que soy como el protagonista de “El perfume”, la gente no percibe mi presencia con facilidad. Incluso estando justo detrás de ellos (lo sé cuando se estrellan conmigo). Luego recuerdo que sí tengo olor y pienso entonces que debo ser algo como Kuroko de los basquetbolistas gays, pero con alma.

Ahí hay mucho más en común. Si significas algo para mí, es probable que nunca hayas visto el grado de estoicismo al que puedo llegar estando en situaciones o con gente que no interesa. O por otro lado, si no eres /esa/ persona en la que no tengo que invertir energía conductual porque tenemos un mutuo acuerdo de soportarnos.

Creo que las personas silenciosas tienen presencias silenciosas. Mientras su representación en la realidad disminuye, crece en otras dimensiones. Tú no podrías pasar desapercibida. Nunca he visto que choquen contigo por no verte. Sé que vives mucho más en la realidad que yo, pero también habitas un espacio intermedio en que podemos encontrarnos.

Somos como puentes la una de la otra – y luego hay un lugar que creamos para las dos.

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